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EL SILENCIO COMO TERAPIA

Silencio y Reflexión
Silencio y Reflexión

 

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que una gran parte de la población se encuentra expuesta a niveles de ruido que son potencialmente nocivos.

 

Las cifras que maneja la OMS resultan asombrosas, pues, para el 2030 se supone que más de 500 millones de personas sufrirán de problemas de audición.

En segundo lugar, es necesario acotar que el cerebro necesita silencio para tomar decisiones y sentir calma, pues la presencia del ruido hace que, a nivel cerebral, se activen los mecanismos de lucha o de huida y esto produce estrés.

 

 

 

 

Si el ruido a nuestro alrededor es fuerte, los niveles de cortisol se elevan, además de la presión arterial. Esto puede desencadenar un episodio de estrés crónico. Por ello, no está de más recordar los beneficios que nos aporta el silencio. Si tomamos el silencio como una terapia, podremos:

  • Disminuir los padecimientos cardiovasculares.
  • Los niños pueden experimentar menos estrés y aprender más rápido.
  • Reducir los niveles de ansiedad y depresión en los adultos.
  • Dormir plácidamente y con menos dificultad.

Estos beneficios están comprobados científicamente, por lo que no queda lugar a dudas para comenzar a tomar unos minutos y disfrutar de todo lo que podemos ganar si nos adentramos en el mundo del silencio.

 

INVESTIGACIONES SOBRE LOS BENEFICIOS DEL SILENCIO:

 

En el año 2006, un médico y músico llamado Luciano Bernardi, realizó una investigación importante que arrojó más claridad sobre la importancia del silencio.

En dicho estudio, el doctor Bernardi analizó la relación entre los efectos de la música, el sistema circulatorio y el cerebro. En sus hallazgos se dio cuenta que, en los minutos de descanso entre canciones, el cerebro disminuía los niveles de estrés.

 

Durante la meditación el estrés disminuye, además de otras ganancias a nivel psicológico, pues también mejora la calidad del sueño, la memoria, relaja la mente, disminuye la tensión muscular, entre otros.

Al meditar, podemos experimentar el alcance terapéutico del silencio, entre otras bondades, tales como la sorprendente regeneración de neuronas, algo de lo que muchos dudaban hasta ahora.

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En las ciudades, quizá no sea fácil encontrar un minuto para la calma, dado que el tráfico ya impone el ruido a nuestro alrededor. No obstante, también son válidas otras formas de escape. Esto explica por qué muchas personas prefieren vacacionar en sitios lejano a la ciudad.Con ello, queda ratificada la necesidad de acercarnos un poco más al silencio como práctica, como terapia, para vivir con menos ansiedad y más calma en nuestra vida.

 

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El silencio es algo que los psicólogos recomiendan, no sólo para aprender a conocernos mejor, sino también para ordenar las ideas. La meditación va encaminada en esta línea, escuchar los pensamientos o incluso centrarse y focalizarse en aquello que se quiere conseguir, los pasos para llevarlo a cabo.

 

La neurogénesis, descubierta recientemente, ha dado nueva fuerza a las investigaciones dirigidas a buscar lo que podría originar el nacimiento de nuevas neuronas, y en este contexto, un equipo de científicos del Centro de Investigación de Terapias Regenerativas de Dresde descubrió el impacto que el silencio imprime en el cerebro; mediante un experimento con ratones, a los que se les suprimía todo tipo de ruidos durante dos horas diarias, los científicos comprobaron que en la región del hipocampo –relacionada con la memoria, el aprendizaje y las emociones– crecían nuevas células. Este descubrimiento fue tanto más sorprendente por cuanto hasta hace poco se pensaba que las neuronas no se regeneraban, y tal cosa significaba que, desde el punto de vista cerebral, estábamos condenados a un proceso de envejecimiento forzoso e inevitable por causa de la desaparición o muerte de nuestras neuronas.

Se dieron cuenta de que estas células se diferenciaban y se integraban al sistema nervioso central, y allí podían cumplir distintas funciones.

 

Tal hallazgo le ha dado un giro al enfoque del silencio, pues ya muchos terapeutas han decidido incorporarlo como una herramienta terapéutica, no sólo para calmar el estrés, sino para propiciar la regeneración cerebral. Unos diez minutos diarios de silencio ayudan, además, a conservar la memoria.

 

Cuando descansamos, se activa en el cerebro una especie de “red” que evalúa la información obtenida a lo largo del día, guardándola o desechándola; en ella trabajan distintas regiones del cerebro, que lo hacen por debajo del nivel de conciencia. Otro grupo de investigadores de Harvard descubrió que esta red se activa cuando estamos en silencio y con los ojos cerrados (ya que es fácilmente “distraída” por cualquier estímulo exterior); sabemos desde el colegio que el sonido está compuesto por ondas, éstas producen vibraciones en los huesecillos del oído, que a su vez transmiten tal movimiento a la cóclea –donde se convierten en señales eléctricas que finalmente llegan al cerebro–; el organismo está diseñado para reaccionar inmediatamente a dichas señales, aunque estemos dormidos, y por eso un ruido provocará que la amígdala se active e indefectiblemente estimulará la producción de cortisol y adrenalina, hormonas que aumentan los niveles de estrés.

Nada de música ni de ruidos de agua, sólo silencio. Será la mejor terapia para eliminar el estrés y regenerar nuestras neuronas. ¿Qué te parece la terapia del silencio? Es una excelente manera, y gratuita, de curarnos.

 

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